[Crítica] Gravity

9/10

Nunca en un cine había experimentado la sensación de estar atrapado, angustiado, atormentado, nervioso, de salir sudoroso como si el protagonista de tal aventura hubiese sido yo. Es complicado hablar de Gravity sin caer en el consecuente entusiasmo ante la experiencia sensorial a la que Alfonso Cuarón nos ha sometido durante noventa minutos de metraje.
No sé a ciencia cierta si Gravity pasará a la historia del Cine o si quedará en el recuerdo de los espectadores que, abrumados por tal sensación de vértigo, la recordarán en sí mismos como parte de su propia vida. Es diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora. Desde el impresionante plano secuencia inicial de treinta minutos de duración hasta el final, acompañados por la banda sonora de Steven Price, donde Sandra Bullock y George Clooney nos consiguen transportar fuera de los límites de nuestro planeta.
Gravity es poderosa en toda su dimensión, es sorprendente en sus escenas y es emotiva, cuando tiene que serlo. Prácticamente podríamos decir que lo tiene todo. El que escribe, ferviente detractor del 3D, ha tenido que cerrar su boca ante lo que el realizador mexicano ha conseguido con esta cinta. He sido uno más de la trama. Nos sentimos atrapados en el traje espacial, hablando a través de la radio, esperando contactar con la Tierra. Somos uno más de la misión. Detrás del casco escuchamos nuestra voz, llamando desesperadamente a nuestro compañero.
He ahí precisamente la magia de esta película. Narrativamente, existen ciertos detalles algo ligeros que afean el conjunto final. A nadie se le ocurriría dejarle el peso de una trama a Sandra Bullock. Sin embargo, y pese a pequeños matices, su papel es el más poderoso de la película. Y es que Gravity es una película sobre el coraje, la valentía, el nihilismo, la superación, el existencialismo. Dentro del guión de Jonás y Alfonso Cuarón se encuentran las mejores líneas escritas que hemos escuchado en mucho tiempo en este tipo de cine, abandonado a su suerte en los últimos años en la gratuidad que supone la destrucción de la Tierra.
No sé a ciencia cierta si Gravity pasará a la historia del Cine o si quedará en el recuerdo de los espectadores que, abrumados por tal sensación de vértigo, la recordarán en sí mismos como parte de su propia vida. Es diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora. Desde el impresionante plano secuencia inicial de treinta minutos de duración hasta el final, acompañados por la banda sonora de Steven Price, donde Sandra Bullock y George Clooney nos consiguen transportar fuera de los límites de nuestro planeta.
Gravity es poderosa en toda su dimensión, es sorprendente en sus escenas y es emotiva, cuando tiene que serlo. Prácticamente podríamos decir que lo tiene todo. El que escribe, ferviente detractor del 3D, ha tenido que cerrar su boca ante lo que el realizador mexicano ha conseguido con esta cinta. He sido uno más de la trama. Nos sentimos atrapados en el traje espacial, hablando a través de la radio, esperando contactar con la Tierra. Somos uno más de la misión. Detrás del casco escuchamos nuestra voz, llamando desesperadamente a nuestro compañero.
He ahí precisamente la magia de esta película. Narrativamente, existen ciertos detalles algo ligeros que afean el conjunto final. A nadie se le ocurriría dejarle el peso de una trama a Sandra Bullock. Sin embargo, y pese a pequeños matices, su papel es el más poderoso de la película. Y es que Gravity es una película sobre el coraje, la valentía, el nihilismo, la superación, el existencialismo. Dentro del guión de Jonás y Alfonso Cuarón se encuentran las mejores líneas escritas que hemos escuchado en mucho tiempo en este tipo de cine, abandonado a su suerte en los últimos años en la gratuidad que supone la destrucción de la Tierra.
Aquí no hay más que mala suerte opuesta a las grandes virtudes del ser humano, aquellas que lo convierten en el ser más poderoso del planeta. Una desafortunada misión que tendrá que poner a prueba los límites de los astronautas y los del propio espectador. Ver esta película sin 3D es todo un error, un fallo que no debemos cometer. Esta experiencia implica a todos y cada uno de nuestros sentidos. Todo lo majestuoso que retrata Emmanuel Lubezki con su fotografía se convierte en pesadilla en apenas unos segundos.
Todavía es pronto para calificar a Gravity como la mejor película del año o firme candidata a alzarse con todos los premios habidos y por haber a partir del próximo mes. Lo que sí es cierto es que esta película es un paso de gigante en el uso de las nuevas técnicas cinematográficas y una bofetada a todos aquellos realizadores que, de manera arbitraria y en un amplio sentido de estafa y timo, utilizan las tres dimensiones para hacerse de oro sin respetar lo más mínimo al espectador.
Al finalizar la proyección, y evocar aquella obra maestra titulada 2001: Una odisea del espacio, no podía dejar de preguntarme qué hubiera dicho Stanley Kubrick de esta impresionante, espectacular, portentosa y asombrosa película. Esos planos que Cuarón, desde una cámara que no cesa en su movimiento, nos recuerdan aquel mítico baile de naves espaciales al son del Danubio Azul. Es reconfortante comprobar que, de vez en cuando, existe en el cine la más absoluta magia.

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